martes, 29 de octubre de 2013

Acostumbrase es otra forma de morir.

Sus manos casi abranzando mi espalda.
Sus caderas empujando las mías contra la pared.
Un beso suave, lento, puede que hasta dulce.
Creo que se me escapa un leve gemido, él aparta la cabeza y me mira con una media sonrisa.
Acerca su mano hasta el principio de mis pantalones, acariciando mi vientre con la áspera yema de sus dedos.
Pongo una mano en su cintura y hago de su camiseta un pomo.
Me muerde el labio despacio, sin esperar reacción por mi parte.
Roza mi boca con las suya por ultima vez y mete su mano en mis bragas con violencia.
Suelto un trémulo jadeo.
Ahora sonríe con los ojos.
Me acaricia fuerte, casi con embestidas de su mano.
Tiemblo.
Araño su espalda.
Con la mano aún en mi entrepierna se acerca a mi oído.
-Di mi nombre. -susurra.
Y lo digo entre gemidos.

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